sábado, 10 de mayo de 2014

Relaciones Humanas, la verdadera escuela espiritual.


Relaciones Humanas, la verdadera escuela espiritual. 
Por Leonardo Díaz
Astrólogo Metafísico

La red de relaciones que mantenemos con nuestros padres, hijos, hermanos, familiares, parejas, amigos, vecinos,  compañeros de trabajo, etc.,  son también experiencias espirituales. Es a través del espejo de las relaciones que desarrollamos la conciencia.  

En el mundo de las relaciones todos somos maestros de todos, así lo expresa el sabio pensamiento metafísico, «Ningún hombre es tu amigo o tu enemigo, es tu maestro».

El aprendizaje que obtenemos en el desarrollo de nuestras relaciones sociales y afectivas son en realidad lecciones de vida. Ningún texto religioso, por muy sagrado y espiritual que se considere, es más instructivo que aquello que aprendemos al relacionarnos con nuestros hermanos de viaje, compañeros todos en esta maravillosa escuela espiritual llamada Tierra, una ESCUELA PLANETARIA

Es en el campo de las relaciones humanas donde la vida nos presenta las grandes lecciones que nos permiten evolucionar espiritualmente.

Todos somos partes de la Vida Una y esto implica que debemos despertar nuestras conciencias hasta poder ver a todas las personas del mundo como nuestros hermanos que asisten a esta gran escuela planetaria y que se encuentran aprendiendo sus lecciones al igual que nosotros las nuestras.

La naturaleza esencial del Universo es la coexistencia de valores opuestos. La metafísica enseña el respeto al otro, al que piensa distinto, al que tiene creencias diferentes a las nuestras. El amor fraternal consiste en aceptar a todos los seres humanos tal y como son, sin intentar cambiarlos.

Tanto aquellos a quienes amamos porque coinciden con nuestras formas de pensar,  como aquellos por quienes sentimos rechazo por ser distintos, son todos manifestación de la Vida Una. Amar a un grupo y despreciar a otro nos convierte en enanos espirituales, en personas mediocres, incapaces de sentir al amor incluyente.

La metafísica enseña que respetar al otro representa un estado superior de conciencia, en cambio tolerar al otro implica que persiste el rechazo. Por instinto todos sabemos que el acto de respeto genera una energía superior al acto de tolerar.

Respetar al otro no implica que debemos de dejar de pensar como pensamos, implica que aceptamos la diversidad y que al aceptar esta diversidad existente comenzamos a relacionarnos armónicamente con la vida tal como se presenta. La separatividad es una verdadera herejía, no es posible amar a Dios mientras rechacemos a un hermano en  la Vida Una que nos contiene y manifiesta. 

Aquellos que aun creen que pueden establecer una relación directa con Dios en una línea vertical mediante la sola practica de la oración o meditación, las enseñanzas metafísicas afirman que no es posible establecer una relación vertical con el Dios Uno mientras no realicemos el amor en la horizontal, el amor fraternal. 

La vida social del ser humano no puede divorciarse de la vida espiritual, todos los grandes maestros así lo han señalado, especialmente el maestro Jesús, maestro del amor, él nos enseñó en sencillas parábolas lecciones de amor, en el Nuevo Testamento se encuentran, los sacerdotes Católicos, Pastores, Ministros y predicadores lo repiten constantemente, «Amaos los unos a los otros».  

No hay forma posible de acercarnos a la Vida Divina sin transitar el camino de las correctas relaciones humanas, en la Nueva Era, Era de Fraternidad Universal, se ha revelado con total claridad que lo social y lo espiritual forman una unidad indivisible.